San Bernardo

El San Bernardo es, casi con total seguridad, la raza de perros boyeros más famosa del mundo, y es que ya bien sea por su impresionante tamaño o por todas las historias que existen sobre los San Bernardos, todo el mundo los conoce.

Esta raza es originaria de la zona de los Alpes suizos y del norte de Italia; desciende del ya extinto Mastín de los Alpes y muchas de las historias en las que se relatan rescates de personas por parte de estos perros son ciertas.

A casi 2.500 metros de altura se encuentra el paso de montaña del Gran Monte St. Bernhard, donde en el siglo XI se fundó un edificio para albergar a viajeros y peregrinos. Desde el siglo XVII se tiene constancia de la crianza de perros de gran tamaño para cumplir funciones de vigilancia -las primeras referencias gráficas datan de 1695-.

Además de cumplir funciones de vigilancia del lugar, también se utilizaban como perros de escolta y de salvamento cuando los viajeros se perdían debido a la nieve o a la niebla. Muchas son las vidas que salvaron estos perros en ese paso de montaña, pues son numerosas las crónicas de viajeros que fueron rescatados por San Bernardos.

Son una raza de tamaño muy grande -algo mayores que, por ejemplo, el Mastín Leonés- los machos miden entre 70 y 90 cm de altura, mientras que las hembras se quedan entre 65 y 80 cm. En cuanto a peso no hay mucha diferencia, pues mientras los machos pueden pesar entre 55 y 90 kg las hembras van desde los 50 hasta los 85 kg.

Existen dos variedades de San Bernardo que se diferencian exclusivamente en el pelo. La primera de ellas es quizás la más habitual, la de pelo corto, en la que el pelo es corto y liso y no tienen flecos de pelos en la zona de los muslos. La otra variante en cambio es de pelo largo y liso y en la zona de los muslos tienen flecos con abundancia de pelo.

El carácter de los San Bernardos coincide con su aspecto, son bonachones y tranquilos, muy pacíficos con otros perros, pero también dominantes, muy leales a sus dueños y muy cariñosos; además son perros ideales para los niños, pues a pesar de su tamaño es muy cuidadoso y siente verdadera pasión por estos. La única necesidad que tienen, además de algo de ejercicio -pero tampoco en exceso- es vivir en un lugar muy grande, por lo que es totalmente inviable para la vida en ciudad.

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